La salinidad y los nutrientes de las aguas de Valenciaport, claves del éxito de la clòchina
La Agrupación de Clochiners del Port de Valencia i Sagunt estima una producción este año de 1.200 toneladas
La sostenibilidad ambiental de las aguas interiores del puerto de València ha permitido que la clòchina valenciana no haya dejado de producirse nunca por problemas sanitarios
Las instalaciones de Valenciaport acogen una veintena de bateas donde se producen estos moluscos
València, 14 de julio de 2020.- El nivel de salinización, el valor de los nutrientes de las aguas del Puerto de València y la ubicación de los viveros son ideales para la producción de la clòchina valenciana según los datos de la Agrupación de Clochiners del Port de València i Sagunt que este año producirá 1.200 toneladas. Y es que, la elevada calidad de las aguas de Valenciaport, que registran análisis periódicos, es una de las principales claves del éxito de la producción de clòchina en las aguas interiores del Puerto.
La salinidad de las aguas de Valenciaport y de la zona del golfo de Valencia, frente a otras zonas del Mediterráneo productoras como el Delta del Ebro con aguas más dulces, le dan a las clòchina valencianas un sabor y textura más valorado por el consumidor. Según explica José Luis Peiró, presidente de la Agrupación de Clochiners del Port de València i Sagunt, “los nutrientes de las aguas del Puerto, muy ricas en plancton, minerales y sustancias orgánicas, son idóneos para el desarrollo de las clòchinas y muy valorados por los productores de este molusco”.
En estos momentos se está en la fase de recolección del molusco que se produce entre finales de abril y agosto. “En los meses de abril y mayo nos hemos visto afectados por el cierre de los establecimientos de restauración debido a la crisis de la Covid-19 ya que el mercado de venta se limita a las cadenas de distribución de alimentos. Ahora con la apertura de estos establecimientos las ventas están recuperándose y confiamos que julio y agosto compense parte de los meses anteriores”, ha explicado José Luis Peiró.
Un enclave idóneo
La sostenibilidad ambiental de las aguas interiores del puerto de Valencia ha permitido que la clòchina valenciana no haya dejado de producirse nunca por problemas sanitarios. En este sentido, la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergéncia Climática y Transición Ecológica lleva a cabo todos los controles necesarios para garantizar la plena inocuidad del consumo de la clòchina.
La producción de la clòchina en el Puerto de Valencia se remonta a principios del 1900 cuando ya existía una batea dedicada al cultivo de este molusco. En la actualidad, coexisten más de una veintena de estas plataformas flotantes en las aguas de los puertos de València y Sagunto. La situación de las bateas, al abrigo de los diques exteriores, provee de una mejor adhesión y crecimiento desde la preparación de las semillas que se seleccionan durante el desove y se sujetan a las cuerdas de los viveros en los meses de septiembre-octubre.
Un estudio elaborado por el Departamento de Tecnología de los Alimentos de la Universitat Politècnica de València, avala el mayor valor alimenticio de la clòchina valenciana frente a otros moluscos criados en otras zonas de España, como el Delta del Ebro. En concreto, el informe reconoce que la salinidad de las aguas del puerto de Valencia le aporta a la clòchina valenciana su característico aroma, sabor más intenso, tonalidad suave y jugosidad. La clòchina de Valencia es rica en vitaminas, calcio, hierro, potasio, fósforo, magnesio y Omega 3.
En los últimos años, el puerto de València ha incorporado dos bateas para el cultivo de la ostra, un molusco que, a diferencia de la clòchina, puede cultivarse durante todo el año con una producción anual de 250.000 unidades.